Español Biblia online - (Versión Reina Valera 1960) La Santa Biblia - Inicio

  Gn Ex Lv Nm De Js Jue Ru 1Sm 2Sm 1Re 2Re 1Cr 2Cr Еsd Nh Еst Jb Sal Prv Еc Cn Іs Jer Lam Ezq Dan Оs Jl Аm Ab Jon Mi Nh Hb Sf Hg Zc Ml
  Mat Mar Luc Jun Hec Rom 1Co 2Co Gal Efe Flp Col 1Te 2Te 1Ti 2Ti Тit Flm Heb San 1Pd 2Pd 1Jn 2Jn 3Jn Jud Apc


Mateo capituló 9 - Reina Valera 1960

Reina Valera 1960 audio - Mateo capituló 9 mp3

Jesús sana a un paralítico

1. Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.

2. Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

3. Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.

4. Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?

5. Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

6. Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.

7. Entonces él se levantó y se fue a su casa.

8. Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.

Llamamiento de Mateo

9. Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

10. Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

11. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

12. Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.

13. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

La pregunta sobre el ayuno

14. Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

15. Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

16. Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.

17. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

18. Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.

19. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.

20. Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;

21. porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.

22. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.

23. Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,

24. les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.

25. Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.

26. Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.

Dos ciegos reciben la vista

27. Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!

28. Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.

29. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.

30. Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.

31. Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.

Un mudo habla

32. Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.

33. Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.

34. Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.

La mies es mucha

35. Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

36. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

37. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.

38. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.



  Gn Ex Lv Nm De Js Jue Ru 1Sm 2Sm 1Re 2Re 1Cr 2Cr Еsd Nh Еst Jb Sal Prv Еc Cn Іs Jer Lam Ezq Dan Оs Jl Аm Ab Jon Mi Nh Hb Sf Hg Zc Ml
  Mat Mar Luc Jun Hec Rom 1Co 2Co Gal Efe Flp Col 1Te 2Te 1Ti 2Ti Тit Flm Heb San 1Pd 2Pd 1Jn 2Jn 3Jn Jud Apc

sitio La Santa Biblia - Inicio