Español Biblia online - (Versión Reina Valera 1960) La Santa Biblia - Inicio

  Gn Ex Lv Nm De Js Jue Ru 1Sm 2Sm 1Re 2Re 1Cr 2Cr Еsd Nh Еst Jb Sal Prv Еc Cn Іs Jer Lam Ezq Dan Оs Jl Аm Ab Jon Mi Nh Hb Sf Hg Zc Ml
  Mat Mar Luc Jun Hec Rom 1Co 2Co Gal Efe Flp Col 1Te 2Te 1Ti 2Ti Тit Flm Heb San 1Pd 2Pd 1Jn 2Jn 3Jn Jud Apc


Mateo capituló 20 - Reina Valera 1960

Reina Valera 1960 audio - Mateo capituló 20 mp3

Los obreros de la viña

1. Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

2. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

3. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;

4. y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.

5. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.

6. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?

7. Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.

8. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

9. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

10. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

11. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,

12. diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.

13. El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?

14. Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.

15. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?

16. Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.

Nuevamente Jesús anuncia su muerte

17. Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:

18. He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;

19. y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.

Petición de Santiago y de Juan

20. Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.

21. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.

22. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.

23. El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

24. Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.

25. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.

26. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

27. y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;

28. como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Dos ciegos reciben la vista

29. Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud.

30. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

31. Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

32. Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

33. Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

34. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.